miércoles, 4 de noviembre de 2009

PARODIAS TANGUERAS

La parodia es, por definición, la adptación burlesca de una obra seria. Es un género literario nacido en Grecia en tiempos de Aristófanes (445-385 a C) cuyos trabajos, tomando a broma la tragedia clásica, fueron célebres. En realidad se trataba de acerbas críticas a los valores literarios, morales y políticos de su época. Aristófanes escribió unas cuarenta obras de las cuales sólo llegaron a nosotros once. Entre las más conocidas sólo citaré las tituladas Los caballeros (escrita contra el demagogo ateniense Cleón), Las nubes ( contra Sócrates), Lisistrata y Las Aves (contra la guerra y la indiferencia política).

Si bien durante ese tiempo de la Grecia ateniense, la parodia tuvo su mayor esplendor, en la edad media los textos paródicos también alcanzaron altura literaria. El Libro del buen amor de Juan Ruiz Arcipreste de Hita (1280-1350), famoso por su contenido ciertamente obsceno, es una de las obras imperecederas de la literatura castellana. Consta de 1728 estrofas donde con desenfado y humor, se entrecruzan los vicios y las moralinas de la época, parodiando textos clásicos de Ovidio, Esopo, Fedro e incluso otros de origen árabes y provenzales.

Es indudable que la obra maestra del género la escribió don Miguel de Cervantes Saavedra, quien pretendiendo parodiar los libros de caballería de entonces, hizo del Quijote una de las obras clásica de la literatura universal. En nuestro tiempo cultivaron el género, entre otros, Ramón Gómez de la Serna, Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.

El tango no se sustrajo a esa tentación burlesca. Muchas de las primeras letrillas conllevan esa intención.

Hacia 1906 Eloísa D’Herbil de Silva compuso una suerte de parodia del tango La morocha de Villoldo y Saborido, que tituló Yo soy la rubia (retruque de La morocha) cuyos versos, claramente, trasuntan la intención festiva de la composición:

Yo soy la rubia gentil
la de los cabellos de oro
la que conserva un tesoro
en su lánguido mirar
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Algunos años después, Vicente Greco, el glorioso Garrote, dió a conocer una celebrada parodia de la famosa Sonatina de Rubén Darío que tituló La percanta esta triste. El tango se lo dedicó a “la primera tiple Delfina Fuentes, genial intérprete de la musa criolla”

La percanta esta triste
¿qué tendrá la percanta?
En sus ojos hinchados
se asoma una lágrima
rueda y se pianta.
La percanta esta triste,
no hace más que gemir.
Ya no ríe, no baila ni canta
y la pobre percanta
no puede dormir.

También el negro Celedonio Flores, tentado por la musa rubeneana, compuso un poema de similar contenido:

La bacana está triste, ¿que tendrá la bacana?
Ha perdido la risa su carita de rana
y en sus ojos se nota yo no sé que pensar;
la bacana está sola en el patio sentada
el fonógrafo calla y la viola colgada
aburrida parece de no verse tocar.

Hacia 1920, con la firma de A. Calleja, El alma que canta publicó la letra de un tema titulado Atorrante, que es una forma paródica del tango Milonguita de Delfino y Linnig. Milonguita -había sido estrenado por Maria Esther Podestá en el sainete Delikatessen House, en el teatro Opera el 12 de mayo de ese mismo año, convirtiéndose de inmediato en un gran suceso popular:

Te acordás atorrante, curdela
fuiste el taita del barrio e´ Las Ranas
con el funghi cantor, gran melena
y en la oreja prendida una flor.
En las noches de bronca y bailongo
a la paica la hacías soñar,
la engrupías con aquellos cortes
y hoy, curdela, no hacés más que llorar

Atorrante
hoy te lleva el vigilante
porque siempre estas mamao
sos un pobre desgraciao.
Atorrante
la bebida te ha matao
y de olor que despedís
lo voltías al que est[a al lao.
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Uno de los temas que mas versos apócrifos ha soportado, es sin duda Mis harapos o Los harapos atribuído a Alberto Ghiraldo sin certeza documental alguna. Recuerdo una de las parodias que comenzaban así:

Caballero del ensueño tengo sueño y no apoliyo

Sobre la misma música, Oscar C. Delorenzi compuso una curiosa parodia de Mi noche triste, cuyos versos se reproducen en el nº 4 de la revista de Bucchieri:

Percanta que me amuraste en lo mejor de mi vida
te fugastes engrupida en anca de un berretín
te hiciste tonadillera, pasarás ratos extraños
y a fuerza de desengaños volverás pa´mi bulín
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Asimismo existe, sobre la misma música, una letra de Antonio R. Pazos titulada El paria, en la que, si bien no se advierte una intención jocosa, he querido citarla dentro de las muchas versiones que inspiró Mis harapos.

Ya se fueron para siempre aquellos floridos años
en que ningún desengaño amargó tu juventud
se fueron las diversiones, se fueron las alegrías
viniendo después los días de dolor e ingratitud.
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Los editores de El alma que canta, Russo y Bucchieri , incentivaban la creación de parodias. En cada número de la publicación incluían Nuevas Colecciones de Canciones, Tangos, Estilos, Cuples, Valses, Parodias, etc. lo que acredita la difusión que tuvo el género por ese entonces y el beneplácito con que lo recibía el público. Pero, indudablemente, las más festejadas parodias, fueron compuestas para las revistas teatrales de actualidad político-social de los años 20 y principio de los 30. Ninguna de ellas alcanzó a tener posteridad porque estaban referidas a temas coyunturales del momento.

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